Tratamiento del párkinson
La enfermedad de Parkinson es una patología neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central, y se caracteriza principalmente por la degeneración gradual de neuronas en una región específica del cerebro. Esta pérdida neuronal conlleva una significativa reducción de los niveles de dopamina, un neurotransmisor crucial que es producido por estas células nerviosas. El déficit de dopamina altera la función de los ganglios basales, provocando movimientos involuntarios o incontrolables, así como dificultad en el equilibrio y la coordinación del movimiento.
Aunque no existe cura para el párkinson, sí que disponemos de tratamientos farmacológicos que logran controlar los síntomas de forma notable. No obstante, el tratamiento para la enfermedad de Parkinson no se basa exclusivamente en la toma de medicamentos, sino que también incluye distintas terapias que se van adecuando según la evolución de la enfermedad.
Dentro de estas terapias de rehabilitación del párkinson destacan la fisioterapia, la logopedia y la terapia ocupacional, entre otras. En Lescer desarrollamos un completo tratamiento del párkinson de la mano de diferentes especialistas que, de forma coordinada, personalizan las terapias con el fin de abordar la gran cantidad de síntomas motores y no motores de esta patología neurodegenerativa.
Causas del párkinson ¿Por qué se produce?
Las causas del párkinson son desconocidas, aunque sí hay algunos factores clave que potencian su aparición: genética, ambiental, exceso de reacciones oxidativas en la sustancia negra con aumento de radicales libres, entre otras.
Aunque los científicos aún no saben qué causa la muerte de las neuronas, sí que conocemos que cuando las células nerviosas en los ganglios basales (un área del cerebro que controla el movimiento) se deterioran o mueren, se produce menos dopamina. Este déficit de dopamina es la causante de los problemas de movimiento.
Parkinson, síntomas y etapas
La enfermedad de Parkinson presenta varios síntomas:
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Temblores en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula o la cabeza. Es característico que el paciente frote el pulgar y el índice de un lado a otro, lo que se conoce como temblor de la píldora, y también que exista temblor cuando está en reposo.
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Lentitud de movimiento (bradicinesia). La enfermedad de Parkinson puede retardar los movimientos (pasos más cortos, dificultad para levantarse de la silla o arrastrar los pies al caminar).
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Rigidez muscular. Los músculos permanecen contraídos durante mucho tiempo, esto suele causar dolor y limitar el movimiento.
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Alteración de la postura y del equilibrio. La postura puede volverse encorvada o tener problemas de equilibrio y coordinación, lo que puede provocar caídas.
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Pérdida de los movimientos automáticos. La escasez de movimientos automáticos, como parpadear, sonreír o mover los brazos al caminar, lo cual también provoca inexpresividad facial.
- Trastorno del habla.
- Incontinencia miccional, estreñimiento.
- Trastornos del sueño como insomnio, pesadillas, etc.
- Deterioro cognitivo, que solo se da en algunos casos y tras muchos años de evolución.
¿Cuáles son las etapas del párkinson?
No todos estos síntomas aparecen al inicio de la enfermedad ni en todos los pacientes. Hay que tener en cuenta que la enfermedad de Parkinson, como otras enfermedades neurodegenerativas, se asocia a un agravamiento en sus síntomas con el paso del tiempo. Esto da lugar a diferentes fases o etapas del párkinson:
Etapa 1 del párkinson:
En la etapa inicial, la persona presenta síntomas leves que normalmente no interfieren con la vida diaria. Aparece un ligero temblor y otros síntomas de movimiento, pero suele ser en un solo lado del cuerpo. Se producen cambios en la postura, la marcha y las expresiones faciales. También pueden aparecer síntomas no motores, como la pérdida de olfato, trastornos del sueño, dificultad para ir al baño, etc.
Etapa 2:
Cuando los síntomas comienzan a empeorar, vemos que el temblor, la rigidez y otros síntomas del movimiento afectan a ambos lados del cuerpo. También puede ser evidente que la persona tenga problemas para caminar o lleve una mala postura. En esta etapa del párkinson la persona aún es autónoma y puede vivir sola, pero puede tener problemas para realizar diferentes actividades diarias.
Etapa 3:
En la etapa intermedia, la persona comienza a tener dificultades con el equilibrio y lentitud en los movimientos, por lo que las caídas empiezan a ser frecuentes. No obstante, la persona sigue siendo independiente.
Etapa 4:
Es una etapa en la que los síntomas se consideran graves y limitantes. Es por eso que la persona ya no puede vivir sola, ya que necesita ayuda para las actividades diarias, además de recurrir a un andador para desplazarse con cierta seguridad.
Etapa 5:
La etapa más avanzada del párkinson se caracteriza por la rigidez en las piernas puede hacer que sea imposible pararse o caminar. En esta etapa, se requiere ayuda permanente (silla de ruedas) para moverse con autonomía.
Diferentes tipos de párkinson
Teniendo en cuenta las causas que han favorecido a la aparición de la enfermedad, se considera que existen dos tipos de párkinson:
1-Parkinson primario
Es aquel que puede deberse a una herencia familiar, a trastornos genéticos, a un proceso neurodegenerativo, de origen vascular, por una parálisis cerebral o puede aparecer sin una causa concreta.
2-Parkinson secundario
Se considera párkinson secundario a aquel que se deriva de un medicamento o toxina, o por enfermedades infecciosas, metabólicas o, incluso, por un traumatismo craneal repetido.
Diagnóstico de párkinson ¿Cómo se detecta?
El párkinson se diagnostica principalmente a través de una evaluación clínica. El neurólogo establece el diagnóstico basándose en una historia clínica exhaustiva, que incluye la información proporcionada tanto por el paciente como por sus familiares, además de los resultados de un examen físico detallado. Por tanto, no es estrictamente necesario recurrir a pruebas adicionales para confirmar la enfermedad.
No obstante, en ciertos casos específicos, la realización de análisis de sangre o una resonancia magnética cerebral pueden contribuir a incrementar la precisión del diagnóstico, diferenciando el párkinson de otras patologías que tienen síntomas similares.
Tratamiento de la enfermedad de Parkinson
Al comienzo, el tratamiento del parkinsonismo se basa en el uso de medicamentos que buscan compensar la deficiencia de dopamina en el cerebro. Aunque estos fármacos no pueden curar el parkinson, son efectivos para aliviar los síntomas. También existen cirugías que, combinadas con la medicación, permiten a las personas que viven con párkinson mantener una buena calidad de vida.
No obstante, el tratamiento médico no es suficiente para frenar la evolución de esta enfermedad, que es progresivamente incapacitante, sobre todo a lo largo de los años cuando los fármacos dejan de ser eficientes. Es por eso que el tratamiento del párkinson precisa de un abordaje integral y neurorehabilitador desde varias disciplinas médicas y sanitarias, con el fin de mejorar la autonomía y la calidad de vida de los pacientes.
Para conseguirlo, en Lescer desarrollamos un completo tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, en el que diferentes especialistas (neurólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos clínicos, neuropsicólogos, entre otros) trabajan perfectamente coordinados para diseñar terapias personalizadas y ajustadas a las necesidades de cada paciente, considerando sus características particulares y la evolución de su condición.
En Lescer ofrecemos una variedad de terapias de rehabilitación de párkinson que vamos combinando y adaptando según la evolución de la enfermedad:
El papel de la fisioterapia es esencial en el tratamiento del párkinson. Nuestros fisioterapeutas trabajan para mejorar la percepción del cuerpo y la planificación del movimiento, así como los déficits motores (rigidez, bradicinesia, acinesia, temblor, …).
En Lescer contamos con logopedas especializados que se encargan de abordar problemas del habla y del lenguaje, así como de la deglución, con el fin de mantener o enlentecer la evolución de los síntomas (voz débil, nasal o monótona; habla lenta o rápida; tartamudeo, temblor …)
El principal objetivo de esta terapia es detectar las dificultades cognitivas (memoria, atención y concentración), conductuales y emocionales de la persona, y establecer un plan de intervención terapéutica.
Los terapeutas ocupacionales de Lescer ayudan a los pacientes a realizar las actividades diarias de manera más independiente, adaptándose a las limitaciones físicas personales.
En Lescer incluimos la terapia psicológica en nuestro tratamiento de párkinson, con el fin de dar apoyo emocional, asesoramiento y recursos para que el paciente y su familia puedan enfrentar y asimilar los cambios.
Secuelas de la enfermedad de Parkinson
Las secuelas de la enfermedad del Parkinson en el propio paciente y en su ámbito familiar son amplias. El párkinson no solo deja secuelas físicas, sino también emocionales:
- Deterioro cognitivo: En etapas avanzadas de la enfermedad, pueden desarrollarse problemas en la memoria, la atención y el juicio, lo que afecta la capacidad de tomar decisiones y realizar actividades cotidianas.
- Depresión y ansiedad:La depresión es frecuente y puede complicar el tratamiento y la calidad de vida. La ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo también son comunes.
- Apatía y fatiga:La falta de motivación y la fatiga crónica pueden limitar la participación en actividades sociales y recreativas, afectando la interacción social y el bienestar emocional.
- Aislamiento social: La combinación de síntomas motores y no motores puede llevar a la pérdida de la independencia y al aislamiento, afectando las relaciones personales y a la participación social.
- Dependencia: A medida que la enfermedad progresa, la necesidad de ayuda en las actividades diarias aumenta, hasta llegar a una dependencia total.
Preguntas frecuentes sobre el Párkinson
Los primeros síntomas del párkinson suelen incluir:
- Temblores en reposo, especialmente en manos o dedos.
- Rigidez muscular, que puede dificultar el movimiento.
- Bradicinesia, o lentitud en la realización de movimientos.
- Problemas de equilibrio y postura.
- Cambios en la escritura.
- Expresión facial reducida.
Estos síntomas son leves al inicio y pueden progresar gradualmente.
No, ni los medicamentos ni otros tratamientos pueden curar el párkinson. Sin embargo, sí que ayudan a controlar y aliviar los síntomas, mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Tras el diagnóstico, las personas con enfermedad de Parkinson pueden vivir muchas décadas. La esperanza de vida suele ser similar a la de la población general, más aún si recibe un tratamiento adecuado. Sin embargo, la calidad de vida sí que suele verse afectada debido a los síntomas y complicaciones de la enfermedad, ya que no existe cura del párkinson.
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