La memoria a largo plazo es una de las funciones más importantes de nuestro cerebro, ya que nos permite almacenar y recordar información, eventos, conocimientos, habilidades y experiencias de manera prolongada. Como es obvio, estos recuerdos influyen y condicionan nuestras conductas, pensamientos y, en definitiva, nuestra manera de ser. De ahí su enorme importancia.
En este artículo queremos explicar cuáles son los tipos de memoria a largo plazo y cuáles son los ejercicios, hábitos y trucos que nos pueden ayudar a mantenerla e incluso a mejorarla.
¿Qué es la memoria a largo plazo?
La memoria a largo plazo es la capacidad del cerebro para almacenar y recuperar información de manera duradera. A diferencia de la memoria a corto plazo, esta memoria nos permite retener y recordar información y experiencias durante períodos de tiempo extendido, desde horas hasta décadas.
Gracias a ella, la mayoría de las personas podemos acceder a nuestros primeros recuerdos con cuatro o cinco años de edad, recordar qué comimos ayer, o no perder la habilidad de montar en bici o conducir, a pesar del paso de los años.
Tipos de memoria a largo plazo
La memoria a largo plazo se organiza y almacena en diferentes áreas del cerebro, y está compuesta por diversos tipos de memoria. Los dos principales son: la memoria explícita o declarativa y la memoria implícita o no declarativa:
Memoria declarativa o explícita
La memoria explícita, o también conocida como memoria declarativa, es la memoria consciente y deliberada que nos permite recordar, de forma voluntaria, hechos, información y eventos específicos. A su vez, esta memoria declarativa o explícita se divide en dos subtipos:
Memoria semántica
Es la memoria declarativa a largo plazo que contiene toda la educación y conocimientos generales adquiridos. Es decir, retiene los conceptos, significados y datos objetivos adquiridos mediante la educación cultural. La memoria semántica es la responsable de que sepamos dónde está Madrid o a qué temperatura se congela el agua.
Memoria episódica
Es otro tipo de memoria declarativa a largo plazo que almacena recuerdos de experiencias personales, como momentos vividos, eventos y detalles contextualmente asociados. Esta memoria, también llamada autobiográfica, nos permite recordar qué comimos el domingo en un restaurante o cómo fue nuestro primer día de colegio.
Memoria no declarativa o implícita
La memoria implícita o no declarativa es un tipo de memoria que nos permite adquirir y retener habilidades motoras, hábitos y conocimientos de manera inconsciente y automática. A diferencia de la memoria declarativa, que implica la conciencia y la capacidad de recordar hechos y eventos específicos, la memoria implícita está relacionada con la adquisición y expresión de conocimientos sin necesidad de un recuerdo consciente de cómo se adquirieron.
También dentro de la memoria no declarativa o implícita encontramos tres subcategorías:
Memoria procedimental
Es la memoria relacionada con las habilidades motoras y los procedimientos. Nos permite aprender y ejecutar acciones complejas de manera automática, como montar en bicicleta, nadar, escribir o tocar un instrumento musical. Esta forma de memoria se desarrolla a base de repeticiones que hace que se consoliden las conexiones neuronales involucradas en el control motor, y que podamos hacer estas actividades de forma automática.
Priming
Otro tipo de memoria a largo plazo es la memoria Priming, cuya función es la de recordar o reconocer un estímulo o información que ya fue aprendido previamente.
Condicionamiento clásico
Es un tipo de memoria asociativa que se forma cuando un estímulo se asocia con otro estímulo que desencadena de forma automática una respuesta emocional o de reflejo. Por ejemplo, el olor de un perfume que nos recuerda a un antiguo amor y que, después de terminar la relación, ese olor puede hacer que se reproduzcan las sensaciones con las que asociamos a ese antiguo ser amado.
Trastornos asociados a la memoria a largo plazo
A medida que envejecemos se producen cambios normales que pueden afectar a la memoria, como la disminución de la velocidad de procesamiento de la información y la reducción en la cantidad de información que podemos retener de forma inmediata. No obstante, la memoria a largo plazo, que incluye recuerdos de experiencias pasadas, conocimientos adquiridos y habilidades aprendidas, generalmente se mantiene relativamente estable en comparación con la memoria a corto plazo.
Sin embargo, la pérdida de la memoria sí que suele ser una consecuencia habitual ante determinadas patologías. La demencia, el Alzhéimer, son las causas más comunes de pérdida de memoria a largo plazo, pero no son las únicas. También causa esta pérdida de memoria el abuso del alcohol y drogas, eventos traumáticos que provocan trastornos del estrés postraumático, y cualquier tipo de daño cerebral como: un ictus (isquémico o hemorrágico), un tumor cerebral, un traumatismo craneoencefálico, la anoxia cerebral, que es la falta total del aporte de oxígeno al cerebro debido a un infarto de miocardio,
Cómo mejorar la memoria a largo plazo
Existen ejercicios, hábitos y trucos que nos ayudan a mantener e incluso a mejorar la memoria a largo plazo:
-Mantén tu mente activa: Desafía a tu cerebro periódicamente con actividades que estimulan tu memoria y pensamiento, como crucigramas, sudokus, ajedrez, aprender nuevos idiomas o tocar un instrumento musical. Trata de cocinar recordando la receta sin mirarla o haz la compra con la lista de productos en tu memoria y no en un papel. También el hecho de viajar permite salir de la rutina para activar tu mente, lo cual fortalecerá tus habilidades cognitivas y mejorará tu memoria a largo plazo
-Alimenta tu mente: Sigue una dieta equilibrada y trata de incorporar alimentos ricos en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y vitaminas del complejo B, que han demostrado mejorar la función cognitiva y la memoria.
-Haz ejercicio periódico: El ejercicio físico también fortalece la memoria, ya que estimula la circulación sanguínea y aumenta el flujo de oxígeno al cerebro, lo cual ayuda a mantenerlo en forma y mejorar la capacidad para retener información.
-Duerme lo suficiente: Dormir al menos 7 u 8 horas es esencial para consolidar los recuerdos y mejorar la memoria a largo plazo. Durante el sueño, el cerebro procesa y organiza la información obtenida durante el día, fortaleciendo las conexiones neuronales y facilitando el recuerdo posterior.
-Relájate y trata de eliminar todo el estrés posible, ya que el estrés inflama al cerebro y no le deja pensar bien.
-Relaciónate con más personas y participa en las conversaciones. Esto mejora el bienestar emocional y activa la memoria para recordar datos, fechas, eventos y curiosidades.
Cómo actuar ante la pérdida de memoria a largo plazo
Como hemos visto, la memoria a largo plazo es esencial para nuestra vida, para el aprendizaje, el desarrollo de habilidades, la adquisición de conocimientos y la construcción de nuestra identidad personal y colectiva, ya que nos permite acceder y utilizar la información aprendida en el pasado para comprender y enfrentarnos a situaciones presentes y futuras.
Pero ¿qué ocurre cuando notamos que un familiar tiene olvidos patológicos y pierde con frecuencia objetos personales o se olvida de citas importantes?
Sabemos que hacer frente a la pérdida de la memoria a largo plazo es un proceso difícil, pero es muy importante dar con el diagnóstico lo antes posible, ya que las causas suelen ser problemas de salud, trastornos emocionales y demencias.
En el Centro Lescer contamos con un equipo de neurospicólogas, neurólogos, médicos rehabilitadores, neurofisiólogos, psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales y otros profesionales especializados en rehabilitación neuropsicológica personalizada que trabajan con objetivos comunes, entre los que se encuentra el mantenimiento de la memoria a largo plazo.
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