La comunicación es la base de la mayoría de las situaciones cotidianas en las que nos podemos encontrar cada día y en todas se presentan elementos comunes, como el emisor, el receptor, mensaje, el canal, el código… En la actualidad, se considera que los elementos más importantes dentro de un proceso de comunicación son el contexto y el entorno ya que ofrecen gran cantidad de información al emisor y al receptor, condicionando tanto el contenido del mensaje como el canal y el código utilizados. Hoy en día, el contexto se identifica con el entorno socio-cultural que hace posible la influencia de la sociedad sobre los comportamientos comunicativos de los individuos a nivel individual y colectivo. Sólo en la medida en que hablante y oyente compartan el contexto como contenido de su propia experiencia serán capaces de descifrar las claves presentes en los recursos lingüísticos utilizados y serán capaces, por tanto, de comprender los mensajes. Es de tal magnitud la importancia de estos factores contextuales presentes en los interlocutores que, en muchas ocasiones, permiten subsanar la falta de dominio de una lengua o de un código. Durante la comunicación humana, el código que creemos más utilizado es el lenguaje oral, sin embargo, otras formas de comunicación como la no verbal, gestual o escrita no pueden dar incluso más información para lograr la propagación de un mensaje de forma adecuada.
Durante el proceso comunicativo pueden darse las llamadas barreras de comunicación (semánticas, fisiológicas, psicológicas, físicas…) pero puede surgir, también, otras y de gran magnitud, como sucede cuando uno de los interlocutores padece afasia. Goodglas y Kaplan definieron en 1972 la Afasia como las “perturbaciones del lenguaje oral y escrito que se producen por lesiones en ciertas áreas del cerebro claramente localizadas”. En 2011, Berthier ML, ampliaba la definición y lo calificaba como “rastorno cognitivo multimodal que afecta no sólo a la comprensión auditiva, al lenguaje oral, la lectura y la escritura, sino también a otros procesos cognitivos indispensables para el funcionamiento adecuado del lenguaje”. En definitiva, la alteración del lenguaje tanto de la competencia lingüística (conocimiento de determinadas reglas, como las gramaticales) como de la competencia comunicativa (habilidad o destreza en el uso del lenguaje -componente pragmático-), generan en el paciente que sufre afasia una pérdida de identidad y de rol.
Más de 300.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional tras haber sufrido un ictus y uno de los elementos que más restricciones causan en la participación social de la persona que lo sufre son las alteraciones en la comunicación. Existe una incidencia de entre el 21% y 38% de afasia en aquellas personas que han sufrido un ictus agudo. Existen diferentes clasificaciones de afasia en relación a las funciones lingüísticas alteradas (repetición, producción y comprensión) y a la localización de la lesión. Las más comunes son, en un 80% de los casos, las afasias perisilvianas (Global, Broca, Wernicke y conducción).
La Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud (CIF) proporciona una descripción de las situaciones relacionadas con el funcionamiento humano y sus restricciones que sirve como marco de referencia para organizar la información y estructurarla de forma significativa, interrelacionada y fácilmente accesible. Esta clasificación nos permite analizar la comunicación desde un punto de vista multidimensional, teniendo en cuenta tanto las características propias del individuo como las del medio en el que se desarrolla y como se influyen mutuamente. De esta manera, obtenemos una foto de la situación actual del usuario y de su manera de participar en el entorno que puede suponer un punto de partida excelente para el establecimiento de un plan terapéutico. El objetivo principal de ese plan es la reconstrucción de la identidad personal y la recuperación del rol. La persona con afasia va a necesitar, por un lado, estrategias que le permitan iniciar, mantener y finalizar una interacción con el medio y, por otro lado, la capacidad para construir mensajes que puedan ser descifrados por el interlocutor y que obviamente sean adecuados al contexto. Por lo tanto, debemos intentar construir una vía de comunicación competente, independientemente del canal o el código utilizado, que permita, a través de interacciones efectivas y significativas con el ambiente, que la persona recupere su rol.
Los actuales planteamientos desde el apoyo a la discapacidad, en la que ésta se entiende como una característica de la diversidad humana, nos llevan a pensar que, en definitiva, la forma en la que la persona se comunica forma parte de esa diversidad, y que lo verdaderamente importante es que en ese entorno de comunicación, las personas conversen, intercambien opiniones y manifiesten sus deseos, independientemente de si lo hacen hablando, signando o usando un producto tecnológico. Es fundamental conocer las bases del aprendizaje ya que cuando se intenta restablecer la comunicación a través de programas de intervención estamos generando precisamente eso, aprendizaje. Este aprendizaje puede ser formal o informal, siendo éste último el que se desencadena de la actividad diaria, de ahí que sea fundamental hacer una intervención basada en la utilización del lenguaje en entornos cotidianos, no formales; debe tener lo que se llama validez ecológica, es decir, que esté ajustada a las exigencias de la pragmática.
Existen estudios que confirman que para que se dé un buen aprendizaje y se adquieran nuevas habilidades para desarrollar una comunicación efectiva en pacientes con afasia es necesario el entrenamiento del interlocutor clave a través de estrategias conjuntas (deben participar familiares cercanos como factor ambiental influyente). Podemos mejorar la calidad de vida del paciente incidiendo en la disponibilidad comunicativa de su entorno inmediato. La patología, por tanto, no es sólo un rasgo que afecte a la persona con afasia sino que es un elemento que, al trasladarse a la actividad conversacional, pasa a formar parte del acontecimiento comunicativo en su globalidad.
Debemos tener en cuenta que la falta de conocimiento social de esta patología puede derivar en una falta de apoyo y actitud negativa desde la comunidad, generando una barrera en la comunicación, incluso con familiares cercanos, amigos o cuidadores. De hecho, en 2011 la OMS ya advirtió que las actitudes negativas de la sociedad son las principales barreras que una persona con afasia se encuentra a la hora de desenvolverse. Evidentemente, en la conversación/ interacción de un interlocutor y una persona afásica, los participantes no están en igualdad de condiciones, las limitaciones verbales pueden estar asociadas a otras de tipo motor o que limiten las producciones no verbales o la comprensión de los mensajes. Todo ello puede enmascarar la competencia comunicativa del sujeto haciéndole parecer un incompetente. Debido al gran desconocimiento que la sociedad tiene sobre la afasia, esta incompetencia es frecuentemente confundida con una deficiencia mental.
El enfoque pragmático del lenguaje centra la práctica clínica no sólo en los aspectos relacionados con la expresión oral sino en el proceso comunicativo global, considerada multimodal, siendo necesario el uso de gestos, dibujos, expresión facial, miradas, prosodias o todo aquello que aporte información al interlocutor. Ese plan terapéutico puede incluir acciones sobre la propia persona para mejorar sus capacidades y, también, sobre su entorno para que facilite su plena participación. Para todo ello, las nuevas tecnologías han estado siempre presentes en la rehabilitación de los perfiles afásicos como factor facilitador, siguiendo los mismos principios de interacción comunicativa que si no hubieran sido utilizadas.
Podemos clasificar los métodos de rehabilitación en tres grandes grupos:
- Restauración. Se intenta restablecer aquello que se ha perdido, desde diferentes enfoques, utilizando todas la estrategias y herramientas posibles.
- Compensación. El objetivo es desarrollar en el paciente otras formas de comunicación capaces de complementar o sustituir el habla o la escritura.
- Sustitución-optimización. Los procesos cognitivos no se destruyen por completo. Existen remanentes, es decir, sub-procesos aún operativos dentro de la capacidad general dañada, utilizándolos para optimizar el resto de sub-procesos.
Basándonos en el modelo biopsicosocial de la CIF, el programa de entrenamiento para la utilización de un producto para la comunicación ha de ser individualizado y centrado no sólo en los principales impedimentos (estructurales y en funciones corporales) y la repercusión de los mismos (actividades y participación), sino, también, en las capacidades preservadas, ya que estas pueden servir como elemento facilitador en el proceso rehabilitador.
Deben medirse por tanto los diferentes tipos de habilidades necesarias para la utilización de un sistema alternativo o aumentativo de comunicación: habilidades lingüísticas, motoras, sensoriales, perceptivas, pragmáticas y experienciales. Así mismo, se han de incluir en este proceso los factores contextuales, tanto ambientales como personales, fundamentales para conseguir un aumento en la competencia comunicativa. Hay que destacar que el entrenamiento en el uso de un sistema alternativo/o aumentativos de comunicación por parte de un logopeda y su uso en su entorno, en muchas ocasiones, influye directamente sobre la competencia lingüística del paciente con afasia, mejorando los recursos de comunicación así como las producciones orales o gestuales del individuo, pasando de ser un método tradicional de compensación a un método de reeducación.
Es importante resaltar que el entrenamiento en el uso de un sistema alternativo/o aumentativos de comunicación por parte de un logopeda y su uso en su entorno, en muchas ocasiones, influye directamente sobre la competencia lingüística del paciente con afasia, mejorando los recursos de comunicación así como las producciones orales o gestuales del individuo, pasando de ser un método de compensación a un método de reeducación.
Una revisión reciente sobre estudios realizados utilizando dispositivos de ayuda de comunicación de alta tecnología encontraron que, en la mayoría de los casos, el uso de alta tecnología mejora de la capacidad comunicativa de las personas con dificultades de comunicación, como la afasia, sin embargo, hay gran variabilidad en los resultados, por lo que se sugiere aumentar la investigaciónen este sector…
Las actividades y la participación que la persona realiza están muy ligadas a los factores ambientales y por ello hemos hecho una clasificación de los diferentes productos y tecnología. Siguiendo la nomenclatura de la CIF, estos productos y tecnología (e125) se pueden diferenciar en:
- e1250 Productos y tecnologías generales para la comunicación: Equipamiento, productos y tecnología utilizados por las personas para transmitir y recibir información ni adaptados ni diseñados específicamente.
- e1250 Productos y tecnologías de ayuda para la comunicación: Equipamiento, productos y tecnología utilizados por las personas para transmitir y recibir información adaptados y diseñados específicamente.
Estudios realizados recientemente ponen de manifiesto ventajas y desventajas entre estos dos tipos de equipamiento, sin embargo los productos de uso general nos ofrecen las siguientes características:
- Menor estigma que la asistencia tecnológica específica (mejor visto por el resto de la sociedad, favoreciendo incluso la intención de comunicar a través de estos dispositivos).
- Más baratos que los tradicionales ayudas de comunicación ya que una de las principales barreras para la implementación de un sistema de comunicación es la económica.
- Mucho más portátiles (no necesitan ratón ni teclado, son menos pesados).
- Muchos de los usuarios están ya familiarizados con productos como las tablets, los móviles etc…
- Mayor funcionalidad e interconectividad.
Hemos intentado hacer una revisión de aquellas aplicaciones existentes en español que pueden ser descargadas en dispositivos ordinarios (tablets o dispositivos móviles) en los diferentes sistemas operativos. La clasificación se ha llevado a cabo a partir de la actividad primaria sobre la que se trabaja con estas aplicaciones de ayuda:
- d310- d330 Recepción-producción de mensajes hablados.
- d315-d335 Recepción-producción de mensajes no verbales.
- d350 Conversación.
Estas son algunas de las aplicaciones que se pueden utilizar en los procesos de rehabilitación de los pacientes con afasia y nuestra valoración.
Pero no queremos concluir este artículo si recoger la aportación que hizo en 2011 Gosnell al advertir que las aplicaciones no deben ser utilizados para reemplazar la terapia; que existen apps específicas y otras generales que sí pueden ser utilizadas como motivación en la terapia.